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Irlanda y la vergüenza: "Aún no hay justicia con las madres y los hijos maltratados por la Iglesia"

Irlanda y la vergüenza: "Aún no hay justicia con las madres y los hijos maltratados por la Iglesia"

En 2014 hubo un brutal descubrimiento que noqueó a la sociedad irlandesa. En Tuam se halló la tumba de 800 bebés a los pies de donde se encontraba una antigua casa materno infantil regentada por una congregación de monjas. El trabajo había sido llevado a cabo por la historiadora Catherine Corless no sin muchas dificultades ya que durante décadas el lugar había sido tapado y se había construido, macabramente, un parque infantil encima.

La exhumación de los pequeños restos en 2017 reveló lo que la sociedad irlandesa llevaba muchos años sin querer ver: cómo muchas congregaciones religiosas habían tratado a aquellas mujeres que se habían quedado embarazadas sin estar casadas y a sus hijos, muchos dados en adopción y otros que fallecieron por el trato que se les daba en estos “hogares”.

Fue en esa época cuando la periodista Caelainn Hogan comenzó su investigación sobre estos hogares con testimonios de los supervivientes que quedan y que dio lugar a un libro, La república de la vergüenza (Errata Naturae), que causó sensación en Irlanda cuando salió allí hace cinco años. Ahora ella acaba de pasar por España. Lo que cuenta y los datos que aporta son estremecedores. Aún hoy.

placeholder 'La república de la vergüenza' de Caelainn Hogan. (A. M. V.)
'La república de la vergüenza' de Caelainn Hogan. (A. M. V.)

PREGUNTA. Cuando comenzó su investigación ya había salido a la luz el descubrimiento de una fosa infantil masiva en el hogar materno infantil de Tuam, lo cual obligó al Estado a poner en marcha varios consejos de investigación sobre el tema de los niños robados y las madres que fueron obligadas a abortar por concebir fuera del matrimonio. ¿Cómo fue escribiendo su libro?

RESPUESTA. Yo era periodista internacional y cuando regresé a Irlanda en 2017 había un gran debate sobre los derechos reproductivos y sobre la derogación de la prohibición del aborto. Es ese mismo año cuando se corrobora que hay cientos de bebés muertos en esta fosa, bebés que ni siquiera habían sido dignamente enterrados. La fosa estaba al lado de una de las casas materno infantiles que habían sido gestionadas por monjas. Empecé a interesarme y decidí investigar hablando con los supervivientes -madres y niños que fueron entregados a otras familias- porque me di cuenta de que no era algo que afectara solo al pasado y a esas décadas en las que habían muerto esos niños, sino que afectaba al presente. Entrevisté a los supervivientes y también visité aquellas casas materno infantiles en las que estuvieron.

P. Creo que fueron hasta 60.000 las mujeres las que sufrieron esto. ¿Qué le dijeron los supervivientes?

R.: Fueron unas 56.000 mujeres y 57.000 niños. En cuanto a los niños sabemos que más de 9.000 murieron. Es la cifra que arrojó el informe oficial de la Comisión de Investigación. Pero las mujeres también sufrieron mucho. Fueron estigmatizadas, las llamaron pecadoras, las separaron de sus hijos… Durante los partos ni siquiera les daban calmantes para el dolor. Fue a comienzos de los noventa cuando los y las supervivientes empezaron a hablar de esto. Luego también empezaron a salir artículos que hablaban sobre registros falsos, certificados de nacimiento falsos y sobre las mentiras que también les habían contado.

P. ¿De qué época estamos hablando sobre todo?

R. Cuando escribí este ensayo, la generación anterior me decía que eso a ellos también les pasó y que las cosas eran así. Era su manera de justificar lo que había sucedido. Pero este fue un sistema de casas materno-filiales que si bien había comenzado en los años 20 del siglo XX se perpetuó hasta el siglo XXI. Yo descubrí una que cerró en 2006. Por mi edad yo podía haber acabado ahí. Era una casa gestionada por la Iglesia y seguía manteniendo la cultura del silencio y el secretismo. Cuando las mujeres embarazadas llegaban a estas casas no se lo decían a sus familias ni a sus amigos sino que les decían que se habían ido a trabajar fuera. Continuaba el estigma y la vergüenza. Todavía hoy muchas madres que pasaron por aquello en los años ochenta siguen sin hablar de lo que les pasó. No les cuentan a sus maridos que estuvieron embarazadas, que tuvieron un hijo… Yo he vivido y he contado como periodista guerras y crisis de refugiados, pero este silencio tan traumático, y tan profundo es diferente.

Es fundamental añadir que el Estado era consciente de esta situación porque sabían que la tasa de mortalidad infantil era cinco veces mayor en los años 80 que en los años 90. Lo que llamaban entonces hijos ilegítimos porque habían nacido fuera del matrimonio tenía una tasa de mortandad mucho más alta que la que se daba dentro de las parejas casadas. Y de esto se hablaba, pero nadie hacía nada.

placeholder El lugar donde fueron encontrados los restos de los bebés fallecidos en Taum y el listado de nombres. (Cedida)
El lugar donde fueron encontrados los restos de los bebés fallecidos en Taum y el listado de nombres. (Cedida)

P. ¿Ha tenido problemas en la investigación con la Iglesia?

R. Algunas monjas sí han querido hablar y de hecho me contaron historias en las que las mujeres aparecían disimulando el embarazo y su tristeza. Pero no es fácil. Una monja quiso hablar conmigo, pero la madre superiora me llamó diciendo que la memoria de esta monja no era muy buena. Hay monjas que me han contado, por ejemplo, cómo a estas mujeres se las llamaba pecadoras y delincuentes. Estuve investigando a una orden religiosa específica porque sabía que allí habían muerto 900 bebés, aunque solo se sabe dónde están enterrados cien… de los otros 800 no se sabe nada. Y de repente nos pararon la investigación con artimañas legales. Por tanto, creo que a nivel personal sí que hay ganas de hablar, pero la Iglesia quiere mantener el silencio. Tal vez por un tema de dinero o por proteger a sus miembros.

P. ¿Qué peso sigue teniendo la Iglesia católica en su país en relación con este tema?

R. El haber roto el silencio sobre esta situación ha conseguido que lo que era incuestionable, que era el poder de la Iglesia, se cuestionara. Desde ese momento ha habido muchos cambios. Hay que recordar que en los años noventa los condones eran prácticamente ilegales en Irlanda. Hasta 2015 no hubo un referéndum sobre el matrimonio igualitario. Y hasta 2018 no se aprobó el aborto. La autoridad de la Iglesia sigue estando muy presente en Irlanda. Recordemos que el 90% de las escuelas primarias están bajo influencia de los religiosos. Y muchas de estas instituciones religiosas que controlaban las lavanderías y los hogares materno-infantiles ahora mismo están detrás de conglomerados privados multimillonarios que controlan la sanidad en Irlanda. Me gustaría también trazar un paralelismo con el tema en España, donde durante el franquismo también hubo bebés robados. Lo que pasa es que aquí sí que se hablaba de una dictadura, mientras que en Irlanda no se decía pero para mí también era una dictadura, una teocracia incluso.

"La autoridad de la Iglesia sigue estando muy presente en Irlanda. El 90% de las escuelas primarias están bajo influencia de los religiosos"

P. Le preguntaba por lo que ha podido hablar con personas de la iglesia..., y con las instituciones estatales ¿cómo le ha ido esa cuestión? Porque como decía antes, el Estado supo desde siempre que esto sucedía.

R. Cuando empecé a escribir el libro ya estaba trabajando la Comisión sobre la investigación de lo que había sucedido y deberían haber publicado el informe mientras yo escribía el libro. Intenté hablar con la responsable de la Comisión, pero no quiso. Los supervivientes también me han dicho que es muy dificil acceder a los registros de nacimiento. Esta cultura del silencio sigue estando hoy tan presente como antes porque incluso el Gobierno está utilizando la ley sobre datos para no facilitar los datos personales. Y hay muchas casas materno infantiles que no han sido investigadas. Y sobre el plan de recuperación que se puso en marcha tras la comisión, hay 20000 personas que han quedado fuera del plan. Para los supervivientes no ha habido justicia.

P. Precisamente le quería preguntar si se está reparando el daño de alguna manera, si alguien ha ido a la cárcel, si alguien ha pagado por esto...

R. No, y nadie ha ido a prisión ni ha pagado por ello. En las primeras páginas de este informe sobre la investigación a estas casas de maternidad se les llamaba 'refugio' olvidándose del trauma que tuvieron que vivir tanto los niños como las madres. Nadie se ha responsabilizado de esto ni el Estado ha pagado por ello. Ya en los años setenta quedó registrado que a un ministro se le dijo que en estos hogares las madres eran tratadas como esclavas. Y a pesar de esta evidencia en este informe de hace nada todavía se hable de 'refugio' lo cual es muy doloroso para los supervivientes. Luego hay que tener en cuenta que esto era una industria ya que estas casas por cada madre y por cada hijo recibían dinero. Más que refugios eran empresas. En los registros se trataba a las mujeres como delincuentes, penitentes, pecadoras, no se habla de ellas como refugiadas. Así que a qué viene este nombre de refugio. Por comparar, cuando el papa Francisco visitó Escocia se enteraron de un caso muy parecido allí y sus responsables fueron arrestados. Aquí no ha pasado nada de eso.

placeholder Cailinn Hogan posa en Madrid. (A. M. V.)
Cailinn Hogan posa en Madrid. (A. M. V.)

P. ¿Y cuál es el pulso en la calle de este tema?

R.: La gente apoya a las víctimas. Cuando empecé a escribir el libro ya había protestas sobre estas mujeres que habían sido separadas de sus bebés. Y durante el referendo del aborto por cómo la Iglesia había tratado a estas mujeres mucha gente votó que sí al aborto. El apoyo no ha hecho más que crecer, pero el secretismo por parte del Gobierno continúa y la gente está muy en contra de este secretismo. La gente está pidiendo cambios y justicia. Por otra parte, en Irlanda, como en otros lugares del mundo, está subiendo la extrema derecha y hay partidos que son muy religiosos a los que les gustaría volver al pasado, a un mundo en el que no hubiera matrimonio igualitario ni existiera el aborto. Es un aumento del pensamiento nacional-cristiano. Por eso hay que leer los testimonios de los supervivientes para ser conscientes del dolor que han sufrido.

P. ¿Espera algo del nuevo papa?

R. [Risas]. No, no creo que vaya a traer cambios. Al papa Francisco se le concebía como un papa radical y, sin embargo, era conservador en cuestiones como el matrimonio igualitario y en el papel de la mujer. Y si este era el radical tenemos que suponer que el siguiente tampoco va a poder traer estos cambios necesarios. Debemos ver a la Iglesia como una institución global. Yo he estado en otros países que también han vivido estas cuestiones como Canadá o ahora España. Y es importantísima la solidaridad internacional entre países donde hay supervivientes. La Iglesia es muy cerrada con los registros e informes y no da información sobre cuestiones cómo, por ejemplo, dónde fue a parar todo el dinero que recibían por hacer esto. ¿Les enriqueció? ¿No les enriqueció? Los supervivientes dicen que aunque no se les esté haciendo justicia a nivel público y del Estado ya solo abrir esos registros les daría muchas respuestas. Pero no, no creo que vaya a haber un cambio con el nuevo papa.

"Muchas mujeres siguen yendo hoy al extranjero para poder abortar, ya que los médicos pueden negarse a realizar un aborto según su conciencia"

P. Antes decía que la extrema derecha está subiendo en todo el mundo… En Irlanda el derecho al aborto se aprobó en 2018, que es antes de ayer. ¿Teme que esos retrocesos se produzcan casi cuando el país se está modernizando en cuanto a derechos para la mujer?

R. A pesar de que votamos en 2018 y ya tenemos el derecho al aborto lo cierto es que todavía no se dan los medios. Muchas mujeres siguen yendo a día de hoy al extranjero para poder abortar, ya que los médicos pueden negarse a realizar un aborto según su conciencia. Mi madre, de hecho, también abortó antes de tenerme a mí. Así que existe el derecho, pero no existe el acceso en todo el país. Hay muchas áreas en Irlanda que no cuentan con médicos que quieran realizar el aborto. Y sí, existe este miedo a la extrema derecha, pero como es una fuerza minoritaria todavía no estoy tan asustada. Es verdad que el país está atravesando una crisis, hay una gran crisis de vivienda con muchas personas sin casa y esto está haciendo que muchas personas se estén acercando a la extrema derecha. Y debemos permanecer alertas porque la subida de la extrema derecha es un hecho. Hace no tanto escuché a un cura que decía que era mejor que estas casas materno-infantiles volvieran, ya que así se evitarían muchos abortos. En esas estamos.

El Confidencial

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